«Las niñas», un éxito con sabor aragonés
Las niñas es una película de 2020, escrita y dirigida por la joven Pilar Romero, que sigue el despertar de la adolescencia de su protagonista, Celia, así como una serie de tabúes sociales que acompañan a la figura de la mujer como el embarazo o el divorcio. Ambientada en la Zaragoza de los 90, ha sido aclamada por la crítica gracias a la magnífica labor de los departamentos de arte y vestuario, ya que han conseguido representar de manera fidedigna la apariencia de las preadolescentes de la época.
Entre sus numerosos galardones, destacan las nueve nominaciones y tres premios Goya, aunque entre los apasionados de la moda, llama mucho más la atención la maravillosa labor de Arantxa Ezquerro, la diseñadora aragonesa que ya fue premiada por su trabajo en La novia (2015), y que ha sido capaz de evocar nostalgia en este film.
Al narrar la historia de un grupo de preadolescentes la indumentaria juega un papel casi protagonista, y es a través de ella que se puede apreciar su proceso de maduración mental y la conformación de la personalidad de cada una. Esto, en conjunción con el espacio en el que se desarrolla la mayoría de la acción, un colegio de monjas, supuso un gran reto para la encargada del vestuario, ya que no sólo tuvo que preocuparse de llevar los uniformes a casas de confección para adecuarlos a los patrones de la época, sino que tuvo que encontrar la manera de plasmar la personalidad de cada con este impedimento. Pero como se suele decir, el diablo se encuentra en los detalles, y en este caso, los complementos fueron la clave del éxito.
En una entrevista con RTVE la diseñadora afirmó que “En la protagonista (Celia) lo que teníamos claro era la ausencia de complementos, que contrastaba con una de sus amigas. La amiga tenía un poner adquisitivo superior y jugamos con esas chapitas que tenía de viajes o con esas pulseras y esos pendientes de colorines”. En esa misma conversación también nombró a otra de las protagonistas, Brisa, una muchacha proveniente de Barcelona que incorpora varias tendencias más cosmopolitas como el oversize, los parches, las hombreras o los pendientes de colores.
Cabe destacar el inmenso trabajo de documentación que Ezquerro realizó para asegurar la verosimilitud estética de la película. Tuvo que transportarse a una España de incipiente modernidad, en la que ocurrieron eventos de enorme importancia internacional como las Olimpiadas de Barcelona o la Expo de Sevilla. Para ello rescató fotografías, archivos de vídeo y documentales de la época que le ayudaron enormemente a configurar el vestuario, e incluso se sirvió de parte de su propio armario y del de algunos allegados para completarlo.
Por último, es de esencial importancia nombrar la ausencia de blanco puro y rojo en la indumentaria utilizada por los personajes. La decisión de excluir el primer color se debe a que querían dotar a la película de una tonalidad ligeramente más apagada, y el blanco resaltaba mucho, por lo que todas las prendas claras fueron matizadas para que perdiesen algo de brillo. Sin embargo, el rojo goza de un valor simbólico, que ha de descubrirse conforme avanza el argumento, y está reservado a momentos específicos en torno a la parte final, ya que, de esta manera, cobra mucha más fuerza.
Las niñas es una película introspectiva, que conecta con los espectadores a un nivel emocional profundo, ya que logra evocar las vivencias de los espectadores mostrando una etapa de mucho cambio en la vida de cualquier persona: la preadolescencia. Por otra parte, las actrices encargadas de encarnar a las protagonistas hacen un trabajo sublime, lo que, unido al saber hacer de todo el equipo, ha logrado crear un film que, en mi opinión, se convertirá en un clásico del cine español.