Tíscar Espadas: la moda como una historia.
Tuvo lugar el pasado 14 de febrero la primera sesión del Ciclo Confluencias, organizado por el Centro Superior de Diseño Hacer Creativo, en el Patio de la Infanta de la Fundación Ibercaja. Nos habló la diseñadora del estudio Tíscar Espadas, cuyo estilo está caracterizado por prendas únicas y artísticas de una gran calidad formal.
Comenzó narrando su trayecto como creadora explicando cómo, al haber crecido en un entorno artístico, sabía ya desde el proyecto de fin de grado qué línea creativa a seguir era la propia a sí misma. Cuenta como su abuelo era mago, y siempre le llamó la atención la idea de hacer desaparecer o mostrar únicamente lo que se quiere mostrar. Fue aceptada en el Royal College of Art mientras estaba trabajando en Copenhague, y decidió seguir formándose antes de crear su propia marca.
Esta es una que toma como referencia distintas conexiones y elementos, que acaban formando parte de una misma historia, y busca transmitir mediante la ropa sensaciones y momentos como la gracia del baile flamenco y elegancia de la pose del torero. Esta última, por ejemplo, se ve reflejada en la colocación de los bolsillos de un pantalón hacia la parte trasera del mismo, que obliga el brazo a trazar esa línea y forma propia del torero. Sus colecciones continúan a la anterior, trazando así un relato cada vez más enrevesado y completo.
A la hora de manejar estos diseños, recuerda como una de sus primeras dificultades como diseñadora en el ámbito académico fue aprender a trasladar aquello que ella dibujaba sobre el papel a la prenda física y material. Por otra parte, en el mundo laboral su mayor preocupación comenzó a ser los pedidos, pues no disponía en el momento ni de los conocimientos empresariales ni de las facilidades de producción necesarias para alimentar esa demanda. Conocía el proceso de diseño y cómo manejar su creatividad, pero no las cuestiones de venta. Cita, cuando quedó más establecida la marca, que solo se es diseñador si sabes juntar un equipo que cumpla unas funciones y
necesidades concretas. La conferencia de Tíscar Espadas ofreció un referente imprescindible en cuanto al mercado de la moda hoy en día para diseñadores jóvenes y emergentes.
¿Cómo empiezas el proceso de investigación o diseño de una colección?
Es como una historia que está siempre en continua creación, mi idea desde que empecé con la marca siempre ha estado relacionada de cierta manera con un punto de vista un poco más artístico, digamos que nace de un proyecto más alejado de la moda. Yo estoy dentro de la industria, y trabajo para ella, pero creo que no tiene sentido para mí hacer ropa de la manera en la que se está haciendo. Sobreproducir, nos estamos cargando el planeta, la sociedad, y la misma moda. Nace con la idea de crear historias, o articular, crear un lenguaje donde el receptor sienta algo. A veces decepción, otras veces ganas de soñar, evadirse de cierta manera. Yo siempre me lo he tomado como un reto más creativo, un reto donde narrar una historia, hacer sentir al espectador, tanto con la
imagen que creamos como con la misma prenda que viste el cuerpo y que cumple una función.
También es todo un poco anecdótico, de que no tiene una razón o una investigación previa, sino que la primera colección que hice dije ‘Bua, que chulo que cada colección sea como parte de una historia’, porque al final yo disfruto mucho creando historias, o imaginando quién se va a poner esa ropa, quién va a ser el personaje, igual que con lo del dibujo. Y dije, bueno, pues capítulo uno y de ahí, no sé si habrá más.
¿Cuáles son tus temas de inspiración?
Pues fue la unión de muchas referencias, digamos: vivencias, momentos, sensaciones, y no tenía como una inspiración fija, o núcleo, sino que tenía muchas cosas que quería contar y decir. Y de ahí empecé a trazar la idea de crear diferentes personajes, que cada uno representara y tuviera una simbología. Eso es lo que me guía cada colección, un poco el crear esos personajes que al final luego se transforman en otros de los que te imaginas al principio conforme vas creando y vas componiéndolos. Pero parten un poco de la creación de esa primera colección, de crear varios personajes que hablaran un poco de mis raíces. O, al ser de España, siempre veía las típicas colecciones de torero, flamenca, etcétera. Me atraía mucho, de cierta manera, la masculinidad y la feminidad. Por ejemplo, en la figura del torero, en la vestimenta, o de un bailarín flamenco cuando se quita la chaqueta con ese poder. Son momentos que tú tienes grabados, que dices ‘Yo quiero transmitir eso con la ropa’. Entonces empecé a crear como los diferentes personajes, que luego en sí son otros. Que depende de cómo juegues con el estilismo, con las prendas, y cuando ya la gente también lo viste, imagínate, son nuevos. Parte un poco de esa idea, y de sobretodo jugar siempre un poco con la realidad y el mundo de los sueños, de lo que no es real o intangible.
¿Cuáles son para tí las mayores dificultades para diseñadores jóvenes hoy en día?
Pues que si no tienes un presupuesto o una inversión detrás tuya, dinero, digamos, la parte económica es la más dura, porque te das cuenta de que no es solo talento, no es solo suerte, no es solo trabajo (y mucho trabajo), sino que si no hay dinero detrás, no hay alguien que te sustente… la figura del mentor como que ya ni existe. Sin un dinero detrás, no puedes llevarlo a cabo, yo me he dado cuenta de que a veces veo cosas que digo ‘Bua, qué potencial’, pero claro, no hay un dinero detrás. Y en otras marcas no hay nada, pero tienen mucho dinero. No hay un gusto, ni un lenguaje. Yo creo que eso es lo más difícil, para mí es eso, tengo muchas ideas, mucho potencial, pero claro, no podemos hacer más, porque es real, es una inversión que hacemos. Vas como siempre luchando, todo el mundo quiere sacar algo de tí pero tú no puedes dar más.
¿Y para mantener a flote una marca de moda artística, es similar?
Claro, yo eso es lo que siempre digo. Yo misma soy como mi ‘derrotera’, digamos, porque voy en contra de la moda en sí. Al final está en una industria que se hace caduca, o que una tendencia anula la anterior, y claro, luchar en contra de eso es muy difícil. Porque la misma industria te pide que hagas algo que sea más efímero, y todas mis prendas están acabadas con bieses dentro, no hay nada de remallado, todos los tejidos son naturales. Son muy únicas, y son muy caras. El precio que tienen es el precio del material, del trabajar con gente del entorno, producir cantidades muy limitadas.
A mí me ha costado mucho asimilar que ese es el precio, y no soy yo la que habla, mi pareja también está dentro de la marca, tengo un equipo pequeño, siempre la discusión es esa, hay que mantenerlo porque al final lo bueno es que hemos encontrado un consumidor que lo compra. Es muy importante eso. Aún estoy aprendiendo, y ahora que ya tenemos bien definido un poco qué hacemos y hacia
quién va dirigido, ahora hay que hacer esa base como mucho más sólida, y trabajar en eso.
Hacemos una colección por año, y dentro del mismo año sacamos como pequeñas colecciones cápsula, o algunas prendas más especiales, que igual las ponemos online y a un precio un poco más bajo, porque nos podemos permitir ese margen, pero cuando vendemos en tienda no. Intentamos jugar con eso, pero nos ha costado mucho llegar a ese momento. Creo que al final tienes que ser insistente, que sea sólido.
¿Cómo definirías la marca?
Es un proyecto bastante libre, en cuanto a que el que lo viste, la idea que hay detrás, no hay como mucha atadura, sino que da rienda suelta a la imaginación, no hay un género, no hay una edad, y luego el que la viste lo lleva también como que de cierta manera crea su propio personaje, hace de él como algo más propio. En continuo proceso.